ALGUNAS PREGUNTAS DE REFLEXIÓN
Soy enemigo de evaluar, calificar, clasificar, poner notas y promedios a los estudiantes de oratoria. Una nota o calificación es vastamente subjetiva. Expresa simplemente un enfoque, una opinión, y por tanto, solo un concepto, un punto de referencia, una orientación.
No es que ninguna evaluación tenga valor. Si un maestro no observa ni evalúa al discípulo, ¿cómo podrá sugerirle cómo mejorar? Pero no hay que sobrevalorar las evaluaciones calificando solamente un tipo de inteligencia. En este caso, inteligencia para la oratoria, las relaciones humanas, la motivación y las ventas.
Sin embargo, aunque puede ser útil desde un punto de vista objetivo si se califica con el fin de guiarlo en su camino, en sus esfuerzos por lograr su meta de mejorar, aún así, considero discutible la forma y el momento de hacerlo.
No sé debería criticar de manera que se dificulte u obstruya la inventiva, la innovación, la creatividad, la espontaneidad.
Por eso este artículo no debe ser usado para discriminar, clasificar ni mucho menos infra -o sobre- valorar al estudiante de oratoria, sino solo para contar con puntos de referencia para la adquisicion de nuevas habilidades, tanto para el maestro como para el estudiante.
La meta no es hacerlo bien, sino mejor. Cuando uno lo hace bien, se siente bien, pero no debería considerarlo como un final, sino como una etapa de algo mayor, siempre habrá algo mejor adelante.
Una cosa es entender cómo y por qué funciona una técnica, y otra, disfrutar de los beneficios de aplicarla según convenga al propósito de comunicar lo que queremos compartir.
Una cosa es entender cómo y por qué funciona una técnica, y otra, disfrutar de los beneficios de aplicarla según convenga al propósito de comunicar lo que queremos compartir.
Pero la técnica no es el fin, sino un medio para alcanzar un fin, que a su vez es solo una etapa en la vida. Todo lo que se hace mecánicamente se vuelve simple. Es mejor usar la técnica para inventar, innovar y crear.
Teniendo eso en cuenta, una tabla de evaluación serviría, de modo figurado, como un dinamómetro, es decir, un sencillo sistema para medir la eficacia o fuerza de la oratoria, de la potencia de tu técnica dinámica al exponer en público, ganar confianza y relacionarte con los demás.
Imagina una tensión dinámica. Cierra ambos puños y júntalos ejerciendo una fuerte presión el uno contra el otro. Sentirás como tus músculos trabajan. Eso se conoce como tensión dinámica.
En sentido figurado, el estudiante también siente cierta tensión cuando expone en público. Pero es normal. Estresarse es normal. Por decirlo así, está a punto de desplegar sus alas, como si fueran los principios y las cualidades que le ayudarán a remontarse con su discurso para iluminar a todos con información valiosa y motivacion que les servirá toda la vida.
Claro, hay muchas variables implicadas en decir lo que uno quiere decir. Pero si la libertad de expresión nos da el derecho de exponer, y usáramos ese derecho para ofender o debilitar la autoestima de alguien, no inclinaríamos a favor la balanza del éxito ni del bien común.
En caso de evaluar a un grupo, puedes hacerlo conversando amablemente con cada participante, en privado, al terminar la sesión, o al traer a colación discretamente su desempeño delante del grupo al cabo de cada exposición, a fin de que individualmente profundicen lo que esperan de sí mismos. No les coloques la barra de salto muy arriba. Mejor que cada uno se la coloque a sí mismo con el leve empujoncito de la evaluación de su maestro.
También puedes usar las evaluaciones para autoanalizarte, ya sea como orador o maestro de oratoria, como veremos más adelante. Porque tu autoevaluación es fundamental para el desarrollo de tus estudiantes.
Nadie es perfecto
No somos perfectos, tampoco infalibles. Todos tenemos limitaciones. Todos tenemos ilusiones. Pero nuestra humanidad y nuestro extraordinario cerebro nos invitan a procurar, no perfección, sino originalidad. Por eso, evita ser un juez implacable. No esperes perfección de parte de nadie. El estudiante de oratoria debe sentir que está en un entorno de seguridad psicológica en el que se siente libre para expresarse con respeto.
Nada más recuerda que tu autoevaluación es subjetiva porque solo tienes en cuenta lo que opinas tú. Pero es útil como punto de referencia y orientación, tanto para evaluar a otros como para autoevaluar tu propio desempeño.
Tabla de reflexión
En caso de haber tomado un curso de oratoria, o si tan solo participaste en una clase, y evaluaron tu desempeño, ¿estuviste de acuerdo? No es fácil aceptar una crítica, sobre todo si uno de resiente.
Puedes tocar la tabla de arriba o tocar aquí. Es un enfoque desde el punto de vista de alguien que recibió la evaluación de un instructor o asesor. Te sirve para aliviar el estrés de la crítica y meditar en el asunto con mente abierta con el fin de mejorar. ¡No lo tomes mal! Si nadie llamara tu atencion al asunto, ¿cómo corregirías el defecto? ¿No podría haber en ello siquiera algo de razón? Aunque creyeras que hubo un error o exceso, ¿acaso te haría daño ponerle más atención la próxima vez? Vamos. Mejor agradecerlo, ¿no?
TABLA DE ELEMENTOS DE TU ORATORIA
Fig. 2
Esta otra es la tabla de elementos de Las 4 Leyes de Técnicas Dinámicas Para Hablar en Público, Ganar Confianza y Relacionarse con los Demás. Es un cuadro o resumen diseñado con una lógica simple para ver todo lo básico de la oratoria desde una perspectiva muy práctica. Lo diseñé en 1979.
No tienes que estudiarla ni memorizarla (Fig. 2). Pero si lo haces, te ayudará a descollar. Es la que yo uso para mí mismo, para autoevaluarme y evaluar a otros cuando me lo piden. Si quieres amplificar lo que digo, toca la figura y analízala interactivamente.
En 1978 diseñé un cuadro sinóptico de materias basándome en los principios de oratoria, relaciones humanas, motivación y ventas, y, con el tiempo, el resultado fue la Tabla de Elementos de la Oratoria. Pronto me resultó muy práctica para realizar evaluaciones dinámicas en clase y en coaching, en tiempo real.
Me di cuenta de que había algunos elementos que permanecían inalterables en el tiempo y en toda circunstancia, es decir, que aplicaban a cualquier discurso y en cualquier lugar, y los denominé Conceptos Rígidos o Principios.
Pero también había ciertos elementos que no tenían por qué considerarse tan estrictamente. Estos podían adecuarse a cada discurso y circunstancia según conviniera. Podían presentarse como sugerencias o reglas adaptables a cada caso. Los denominé Conceptos Flexibles o Cualidades Físicas.
Finalmente, noté que todos los discursos, sin importar su extensión y configuración, tenían un comienzo, un argumento y un final, y que ningún tema, por bueno que fuera, podía presentarse eficazmente si el orador no recordaba cada uno de los puntos que pensaba tratar. En otras palabras, entró en la tabla la habilidad para memorizar y hacer que los oyentes memorizaran lo que se decía. Era imprescindible contar con una Ayuda-Memoria o Apuntes.
Finalmente, asigné un número a cada elemento y lo coloqué bajo el rubro correspondiente a fin de enfocar de un vistazo toda la oratoria del estudiante. Y siendo que la duración del discurso debía tenerse en cuenta, incluí el tiempo como un factor suplementario.
Desde mi graduación del curso ILVEM, el cual incluyó un entrenamiento en oratoria, pasaron unos diez años, tiempo durante el cual evalué el desempeño de muchísimos oradores tomando nota de los aspectos que siempre me parecieron recurrentes e interesantes.
Esos aspectos y anécdotas fueron los que inspiraron muchos de los artículos que escribí a lo largo de los años y que formaron parte de la presente biblioteca.
Cada cosa en su lugar
Mi madre era muy ordenada y solía decirme: "Cada cosa en su lugar" (porque de niño yo era muy desordenado). Pero para este tiempo ya había puesto las barbas en remojo.
Era una lógica simple: Las estrellas y los planetas en el universo tenían un lugar, y los átomos y las moléculas tenían un lugar. Todos los cuerpos celestes se movían en el cosmos como si obedecieran leyes de tránsito, como un gigantesco engranaje. ¡Hasta los que se estrellaban entre si parecían cumplir una función específica en todo el sistema. No parecía ser casual.
Me pareció consecuente reconocer que cada cosa en el universo tenía un lugar. Y aunque sonaba un poco loco atreverme a pensar que la oratoria también tenía principios ordenados, terminé por darles un orden y darme por satisfecho.
Investigué al detalle la aplicación de los elementos arriba mencionados y puse cada uno en el lugar que me pareció más lógico, según una jerarquía.
El resultado fue una tabla dinámica que abarcó de un vistazo todos los aspectos troncales de la oratoria, la motivación, las relaciones humanas y la técnica de ventas.
La denominé Mini Tabla de Autoevaluación Progresiva (Fig. 2) y desde entonces la usé por más de 35 años años para evaluar a mis alumnos del curso de Técnicas Dinámicas Para Hablar en Público, Ganar Confianza y Relacionarse con los Demás©.
Solía llevar un registro de mis observaciones y calificaciones de los participantes. En el momento preciso de la evaluación no necesitaba nada más que la Mini Tabla en mi mente. Era más que suficiente para tener en cuenta hasta el mínimo detalle, y hacer apuntes escuetos en una hoja de papel me resultaba muy práctico.
Por eso. Cuando evalúes una exposición, a veces el discursante se quedará pasmado cuando escuche todos los aspectos a los que pudiste prestar atención en un tiempo tan reducido.
Gracias a la Tabla de Elementos de la Oratoria lograrás una evaluación más dinámica y objetiva del desempeño de cualquier orador en cualquier circunstancia.
(ARRIBA)
Por eso, aunque una evaluación pudiera parecerle subjetiva a algunos, hay estudiantes a quienes podría agradarles, ya que, al mejorar su puntaje, a muchos les resultaría motivador.
Como sea, tenemos que evaluarnos de alguna forma a fin de trazarnos metas y educarnos para alcanzarlas. Es la clave de todo, ya esté relacionado con algo físico, material, emocional, intelectual, social o espiritual.
Lamentablemente, a nivel individual no podemos torcer el paradigma aceptado y promovido por los que apoyan sistemas obsoletos de educación (lo cual sería la única razón para poner notas o calificaciones).
Pero en tal caso, el estudiante de oratoria debe saber que ponerle una nota al estudiante tiene el propósito de ayudarle a tomar conciencia e identificar los aspectos en que puede trazarse metas, repasar sus lecciones y mejorar. No es simplemente para generarle estres, sacarlo de su zona de confort, crearle una identidad diferente ni clasificarlo comparándolo con los demás.
De todos modos, si eres parte de un sistema de enseñanza que no puedes cambiar, por lo menos controla lo que sí esté a tu alcance.
De todos modos, si eres parte de un sistema de enseñanza que no puedes cambiar, por lo menos controla lo que sí esté a tu alcance.
Por eso, en caso de que seas un maestro y el sistema educativo u otra razón te exija evaluar la oratoria de los estudiantes de una forma que a tu modo de ver es poco práctica, abajo te propongo algunas preguntas en las que puedes reflexionar tanto antes como durante y después de cada exposición. Te facilitará la tarea.
Una advertencia: Toma con pinzas toda evaluación. Una baja calificación de los estudiantes no solo podría desmotivar su progreso, sino reflejar una baja calificación en la propia competencia del maestro respecto a su mayéutica, didáctica y pedagogía.
En caso de evaluar a un grupo, puedes hacerlo conversando amablemente con cada participante, en privado, al terminar la sesión, o al traer a colación discretamente su desempeño delante del grupo al cabo de cada exposición, a fin de que individualmente profundicen lo que esperan de sí mismos. No les coloques la barra de salto muy arriba. Mejor que cada uno se la coloque a sí mismo con el leve empujoncito de la evaluación de su maestro.
También puedes usar las evaluaciones para autoanalizarte, ya sea como orador o maestro de oratoria, como veremos más adelante. Porque tu autoevaluación es fundamental para el desarrollo de tus estudiantes.
Nadie es perfecto
No somos perfectos, tampoco infalibles. Todos tenemos limitaciones. Todos tenemos ilusiones. Pero nuestra humanidad y nuestro extraordinario cerebro nos invitan a procurar, no perfección, sino originalidad. Por eso, evita ser un juez implacable. No esperes perfección de parte de nadie. El estudiante de oratoria debe sentir que está en un entorno de seguridad psicológica en el que se siente libre para expresarse con respeto.
El sentimiento o sensación de seguridad psicológica se da, en parte, cuando el estudiante percibe que le está permitido arriesgarse, innovar y hasta equivocarse, sabiendo que los demás serán comprensivos y que tolerarán cualquier exabrupto o descuido involuntario.
Todos aprendemos algo nuevo cada día, es así como se incrementa la experiencia. No podemos saberlo todo. De hecho, el fracaso es parte de la experiencia de aprender a vivir.
Si pretendieran hacer una actuación perfecta, o esperaran perfección de los demás, se expondrían al riesgo de resultar poco convincentes. Es mejor parecer natural, tener algunas debilidades y sentir empatía por los demás, lo cual significaría manifestar al mismo tiempo la sencillez del que está consciente de sus propios defectos y limitaciones. La actitud de "Yo estoy bien, tú estás bien" también se podría verter como "tú fallas, yo fallo".
Además, una cosa es tener un defecto y otra, muy diferente, tener una limitación. Un defecto se puede superar hasta cierto grado, pero una limitación no, porque es el límite. A partir del límite se pueden usar otros recursos, pero el límite existe mientras no se extienda o agrande.
Si tengo una conferencia en chino, no podré dejarme entender si no hablo bien el idioma chino. Es mi límite. ¿Como podría extender dicho límite? ¡Con un intérprete o aprendiendo chino!
Si he adquirido el mal hábito de arreglarme impulsivamente el cabello o la ropa cada 30 segundos delante del auditorio, podría considerarlo como una debilidad o defecto y superarlo poco a poco con esfuerzo y dedicación. Pero si soy ciego, debo capitalizar todos mis otros sentidos y apreciar cualquier sugerencia que otros me den.
En todo caso, la naturalidad es un valor muy importante en oratoria, tengas las limitaciones que tengas, y la naturalidad se caracteriza por ciertos rasgos de imperfección inherentes al ser humano.
Entonces, "¿para qué estudiar oratoria? ¿Por qué no seguir exponiendo con todos mis defectos?". Mejor pregúntate si quieres mejorar y ser más eficaz en tu comunicación. Si la respuesta es "no", invierte tu tiempo leyendo otra cosa. Pero si quieres superar aunque sea un poco algunos defectos que atentan contra la eficacia de tus discursos, o si solo quieres reforzar las cualidades que ya estás manifestando, bien está.
De hecho, hay oradores cuyo éxito no mermó a pesar de mantener un par de defectos menores, como una debilidad física, la velocidad de sus palabras, un tartamudeo, muletilla o tic nervioso.
Por tanto, mejorar es definitivamente un valor importante. Justificar uno sus defectos y no progresar so pretexto de que todos somos imperfectos, tiene nombre propio: Estancamiento.
Aunque debemos ser tolerantes con nuestras imperfecciones y las de los demás, no deberíamos conformarnos con el estancamiento, la falta de voluntad, la indiferencia, la desidia y la procrastinación.
Y a pesar de que la tendencia natural a mejorar sea parte de nuestra naturaleza, tenemos que cuidarnos de irnos al otro extremo y caer en el fanatismo o esclavizarnos al deseo de procurar ser siempre el mejor, el primero, el número uno o el único.
La realidad [y lo demuestra la infinita variedad de lo que ven nuestros ojos cada día] es que todos somos diferentes. Todos somos únicos. Algunos usan mascarillas para que las cámaras de reconocimiento facial no los descubran. Pero olvidan que algunos equipos no solo reconocen los rasgos faciales sino los de las posturas y modos de andar que son originales en cada ser humano. ¡Esa tecnología se basa en el hecho de que todos caminamos de manera diferente!
Si pretendieran hacer una actuación perfecta, o esperaran perfección de los demás, se expondrían al riesgo de resultar poco convincentes. Es mejor parecer natural, tener algunas debilidades y sentir empatía por los demás, lo cual significaría manifestar al mismo tiempo la sencillez del que está consciente de sus propios defectos y limitaciones. La actitud de "Yo estoy bien, tú estás bien" también se podría verter como "tú fallas, yo fallo".
Además, una cosa es tener un defecto y otra, muy diferente, tener una limitación. Un defecto se puede superar hasta cierto grado, pero una limitación no, porque es el límite. A partir del límite se pueden usar otros recursos, pero el límite existe mientras no se extienda o agrande.
Si tengo una conferencia en chino, no podré dejarme entender si no hablo bien el idioma chino. Es mi límite. ¿Como podría extender dicho límite? ¡Con un intérprete o aprendiendo chino!
Si he adquirido el mal hábito de arreglarme impulsivamente el cabello o la ropa cada 30 segundos delante del auditorio, podría considerarlo como una debilidad o defecto y superarlo poco a poco con esfuerzo y dedicación. Pero si soy ciego, debo capitalizar todos mis otros sentidos y apreciar cualquier sugerencia que otros me den.
En todo caso, la naturalidad es un valor muy importante en oratoria, tengas las limitaciones que tengas, y la naturalidad se caracteriza por ciertos rasgos de imperfección inherentes al ser humano.
Entonces, "¿para qué estudiar oratoria? ¿Por qué no seguir exponiendo con todos mis defectos?". Mejor pregúntate si quieres mejorar y ser más eficaz en tu comunicación. Si la respuesta es "no", invierte tu tiempo leyendo otra cosa. Pero si quieres superar aunque sea un poco algunos defectos que atentan contra la eficacia de tus discursos, o si solo quieres reforzar las cualidades que ya estás manifestando, bien está.
De hecho, hay oradores cuyo éxito no mermó a pesar de mantener un par de defectos menores, como una debilidad física, la velocidad de sus palabras, un tartamudeo, muletilla o tic nervioso.
Por tanto, mejorar es definitivamente un valor importante. Justificar uno sus defectos y no progresar so pretexto de que todos somos imperfectos, tiene nombre propio: Estancamiento.
Aunque debemos ser tolerantes con nuestras imperfecciones y las de los demás, no deberíamos conformarnos con el estancamiento, la falta de voluntad, la indiferencia, la desidia y la procrastinación.
Y a pesar de que la tendencia natural a mejorar sea parte de nuestra naturaleza, tenemos que cuidarnos de irnos al otro extremo y caer en el fanatismo o esclavizarnos al deseo de procurar ser siempre el mejor, el primero, el número uno o el único.
La realidad [y lo demuestra la infinita variedad de lo que ven nuestros ojos cada día] es que todos somos diferentes. Todos somos únicos. Algunos usan mascarillas para que las cámaras de reconocimiento facial no los descubran. Pero olvidan que algunos equipos no solo reconocen los rasgos faciales sino los de las posturas y modos de andar que son originales en cada ser humano. ¡Esa tecnología se basa en el hecho de que todos caminamos de manera diferente!
Por tanto, nunca podremos ser siempre los mejores, los primeros ni los únicos ganadores. Al evaluar, transmite la idea de que todos somos ganadores.
Cuando en esta sección hablamos de evaluar, calificar al estudiante o ponerle una nota, el propósito no es avergonzarlo compararlo con los demás ni restarle la energía y el entusiasmo que necesitará para intentarlo una y otra vez.
Lo que quieres es que tu estudiante tome conciencia de aquello en lo que podría mejorar y, sobre todo, que tome su propia decisión de hacerlo. ¡Que cultive una voluntad emprendedora, no solo respecto a su negocio, sino a su carácter y personalidad, que es la base de cualquier emprendimiento.
Tenemos muchos defectos, pero podemos modificarlos y mejorar si nos concentramos en uno a la vez, concediéndonos a nosotros mismos el tiempo y la oportunidad de trabajar en ello. Debemos ser igualmente tolerantes con los demás. Hasta los más curtidos CEOs pueden mejorar su desempeño.
La siguiente lista de preguntas te ofrece pautas sencillas para evaluar a tus estudiantes:
Pero hay otras maneras de obtener puntajes, dependiendo de la manera como estructures los puntos a evaluar, de la cantidad de los mismos y de la intensidad o profundidad a que quieras llevar tu evaluación. La máxima nota para un novato no significaría la máxima para alguien que ya ha acumulado experiencia. Y la máxima nota para alguien que ya ha acumulado experiencia no sería la máxima para el que quiere convertirse en maestro o coach de oratoria.
Aunque notes varios factores en los que el estudiante podría mejorar, te sugieto sólo concentrarte en uno al expresar tu evaluación, a fin de que lo tenga siempre presente. A tu estudiante le será más fácil tener en cuenta un solo aspecto, que derrumbarse de desaliento por tener que trabajar en varios a la vez.
Sin embargo, aunque en un curso de larga duración podrías ir poco a poco y concentrarte en todos los aspectos, uno por uno, en un curso breve, tendrías que pasar por alto los aspectos en los que el estudiante está bien. Con estos bastará encomiarlo. Concéntrate en los que le conviene mejorar.
Por cada "no" o "más o menos", restarías a discreción la cantidad de puntos que correspondiera.
Al principio, puedes diseñar una tabla simple que enfoque los puntos principales de su progreso. Por ejemplo, mira la figura 1.
Fig. 1
A medida que adquieras experiencia evaluando en tiempo real, puedes preparar tablas más exigentes:
JotForm.com
Pero ¿qué hay si ya tienes mucha experiencia, te has convertido en un maestro de oratoria y las tablas de arriba no te satisfacen, quisieras diseñar formularios más elaborados, unos que incluyan exámenes de conocimientos? ¿Qué podría ayudarte a desarrollar tus propias tablas? Visita JotForm.
Cuando en esta sección hablamos de evaluar, calificar al estudiante o ponerle una nota, el propósito no es avergonzarlo compararlo con los demás ni restarle la energía y el entusiasmo que necesitará para intentarlo una y otra vez.
Lo que quieres es que tu estudiante tome conciencia de aquello en lo que podría mejorar y, sobre todo, que tome su propia decisión de hacerlo. ¡Que cultive una voluntad emprendedora, no solo respecto a su negocio, sino a su carácter y personalidad, que es la base de cualquier emprendimiento.
Tenemos muchos defectos, pero podemos modificarlos y mejorar si nos concentramos en uno a la vez, concediéndonos a nosotros mismos el tiempo y la oportunidad de trabajar en ello. Debemos ser igualmente tolerantes con los demás. Hasta los más curtidos CEOs pueden mejorar su desempeño.
La siguiente lista de preguntas te ofrece pautas sencillas para evaluar a tus estudiantes:
- Respecto al comienzo. ¿Captó la atención y despertó el interés cuando empezó a hablar?
- Respecto al uso de preguntas ¿Hizo preguntas interesantes durante la exposición?
- Respecto a la reacción de los oyentes ¿Reaccionó el auditorio positivamente, prestándole atención?
- Respecto al uso de ilustraciones ¿Ilustró o ejemplificó el punto principal con algún relato, experiencia o caso práctico?
- Respecto a su mirada ¿Estableció y mantuvo un agradable contacto visual con sus oyentes repartiendo la mirada por todo el auditorio?
- Respecto a la intensidad o volumen de su voz ¿Fue clara, entusiasta y equilibrada?
- Respecto a su modulación ¿Varió agradablemente el tono de su voz evitando la misma secuencia de tonos?
- Respecto a su dicción ¿Se oyeron claramente todas sus expresiones, evitando malentendidos y usando adecuadamente la gramática del idioma?
- Respecto a su porte ¿Manifestó equilibrio, estabilidad, flexibilidad y aplomo en su postura y desplazamiento?
- Respecto a su gestos ¿Brotaron espontánea y vigorosamente sus gestos y ademanes, reflejando convicción y describiendo formas, tamaños, distancias y acciones?
- Respecto a su estímulo ¿Dio énfasis al aspecto positivo del mensaje, motivando por medio de destacar el beneficio o incentivo?
- Respecto a sus puntos de vista ¿Ajustó el contenido a la realidad, los hechos y la evidencia disponible?
- Respecto al argumento ¿Sonó su explicación razonable, sensata, lógica y contundente?
- Respecto a su coherencia ¿Conectó armoniosamente las ideas entre sí? ¿Se percibió lógica en el desarrollo de la idea principal?
- Respecto al uso de pausas ¿Hizo a veces silencios de expectativa dando lugar a momentos de reflexión?
- Respecto al diálogo con sus oyentes (Opcional) ¿Sonó respetuoso al conversar con sus oyentes?
- Respecto al uso de apoyos visuales ¿Llenó los requisitos básicos para la exhibición eficaz de un apoyo visual?
- Respecto a su acicalamiento ¿Reflejó limpieza, orden y prudencia en su manera de vestir y arreglarse?]
- Respecto al final ¿Orientó al oyente de manera breve y específica y lo motivó a actuar?
- Respecto a la duración ¿Respetó su límite de tiempo?
Pero hay otras maneras de obtener puntajes, dependiendo de la manera como estructures los puntos a evaluar, de la cantidad de los mismos y de la intensidad o profundidad a que quieras llevar tu evaluación. La máxima nota para un novato no significaría la máxima para alguien que ya ha acumulado experiencia. Y la máxima nota para alguien que ya ha acumulado experiencia no sería la máxima para el que quiere convertirse en maestro o coach de oratoria.
Aunque notes varios factores en los que el estudiante podría mejorar, te sugieto sólo concentrarte en uno al expresar tu evaluación, a fin de que lo tenga siempre presente. A tu estudiante le será más fácil tener en cuenta un solo aspecto, que derrumbarse de desaliento por tener que trabajar en varios a la vez.
Sin embargo, aunque en un curso de larga duración podrías ir poco a poco y concentrarte en todos los aspectos, uno por uno, en un curso breve, tendrías que pasar por alto los aspectos en los que el estudiante está bien. Con estos bastará encomiarlo. Concéntrate en los que le conviene mejorar.
Por cada "no" o "más o menos", restarías a discreción la cantidad de puntos que correspondiera.
Al principio, puedes diseñar una tabla simple que enfoque los puntos principales de su progreso. Por ejemplo, mira la figura 1.
Fig. 1
A medida que adquieras experiencia evaluando en tiempo real, puedes preparar tablas más exigentes:
JotForm.com
Pero ¿qué hay si ya tienes mucha experiencia, te has convertido en un maestro de oratoria y las tablas de arriba no te satisfacen, quisieras diseñar formularios más elaborados, unos que incluyan exámenes de conocimientos? ¿Qué podría ayudarte a desarrollar tus propias tablas? Visita JotForm.
JotForm es un software formidable y muy amigable que te facilita la tarea de crear formularios de evaluación sin tener conocimientos de programación. Solo una advertencia: Te sugiero ensayar muy bien el envío y recibo de cada formulario antes de lanzarlo al público. Un error de diseño te dará muchos dolores de cabeza una vez publicado. Primero ensaya el sistema enviándotelo a ti mismo por e-mail varias veces. Luego, cuando el sistema fluya muy bien, envíalo por e-mail a un amigo, para saber qué opina. Solo entonces, a tus estudiantes de oratoria.
No es necesario hacer esa prueba siempre. Solamente mientras aprendes a diseñar un formulario diferente.
Zoom.us
Y si quieres organizar e impartir clases presenciales de oratoria a distancia, es decir, por Internet, no tienes que contratar los servicios de un costoso estudio de grabación.
Hay aplicativos al alcance de tu bolsillo que te permiten realizar reuniones de audiovideo en tiempo real con un puñado de inscritos, hasta grupos grandes.
Prueba Zoom.us. Tus alumnos podrán participar desde la comodidad de su hogar, oficina o desde donde quieran. (Más)
¿Solicitarás un pago?
Si piensas solicitar dinero a cambio de tus servicios, acepta una advertencia: Primero consulta con la oficina de impuestos para saber cuales son los requisitos legales para realizar esta clase de actividad comercial (con la oficina de impuestos no juegues, te puede multar y tragar con zapatos y todo sin ninguna compasión, y se comerá hasta lo que no tienes. Podrías no volver a levantar la cabeza. Tu intento de negocio quedaría en ruinas antes de empezar).
Segundo, investiga muy bien el sistema que más te conviene para pagos por Internet o transferencias bancarias. Un comprobante de pago, por simple que sea, se convierte en un documento legal que puede ser usado en un juicio. En todo procede con legalidad. Recuerda este dicho de jutisprudencia: "El desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento".
Digo esto para que no te precipites como un toro al matadero. Asesórate bien con un amigo que sea economista o un contador que tenga experiencia en recursos de comercio virtual (no le des tus contraseñas a nadie). Y busca referencias usando el buscador de Google. Por ejemplo, ¿será mejor el sistema de pago por PayPal, por 2Checkout o por transferencia bancaria?
Y tercero, procura no asociarte con nadie que no conozcas muy bien, o si no tienes cuidado al redactar -con un abogado- el tenor de un acuerdo de sociedad. Incluso, debes pedir una segunda y tercera opinión a abogados diferentes (el detalle que se le escapó a uno, no se le escapará a otro). Recuerda que 'todo Cristo tiene su Judas'. Es difícil encontrar alguien de mucha confianza. ¡Pero existe!
AUTOEVALUACIÓN
Ahora hablemos de tu propia evaluación. Ya sea que lo hagas bien o mal desde el punto de vista subjetivo de un observador casual, te asombrarías si autoevaluaras tu propio desempeño en oratoria a la luz de tu propia subjetividad.
Autoevaluación es la evaluación que una persona hace de sí misma. Puedes llevar tu autoevaluación desde el nivel menos exigente hasta el que te dé la mayor satisfacción.
Lógicamente, te conviene acoger y sopesar la observación de otros. No te ayudaría cegarte a la realidad poniendo peros o excusas que obstaculizarán tu progreso.
Una autoevaluación sincera te destapa los ojos y oídos y te ayuda a tomar conciencia de tu verdadero potencial para la oratoria. ¿Cómo autoevaluarte?
Una buena manera es teniendo en cuenta una tabla de elementos que te permita considerar cada aspecto por separado: los principios, las reglas, el uso de tu bosquejo y tu tiempo disponible.
No es necesario hacer esa prueba siempre. Solamente mientras aprendes a diseñar un formulario diferente.
Zoom.us
Y si quieres organizar e impartir clases presenciales de oratoria a distancia, es decir, por Internet, no tienes que contratar los servicios de un costoso estudio de grabación.
Hay aplicativos al alcance de tu bolsillo que te permiten realizar reuniones de audiovideo en tiempo real con un puñado de inscritos, hasta grupos grandes.
Prueba Zoom.us. Tus alumnos podrán participar desde la comodidad de su hogar, oficina o desde donde quieran. (Más)
¿Solicitarás un pago?
Si piensas solicitar dinero a cambio de tus servicios, acepta una advertencia: Primero consulta con la oficina de impuestos para saber cuales son los requisitos legales para realizar esta clase de actividad comercial (con la oficina de impuestos no juegues, te puede multar y tragar con zapatos y todo sin ninguna compasión, y se comerá hasta lo que no tienes. Podrías no volver a levantar la cabeza. Tu intento de negocio quedaría en ruinas antes de empezar).
Segundo, investiga muy bien el sistema que más te conviene para pagos por Internet o transferencias bancarias. Un comprobante de pago, por simple que sea, se convierte en un documento legal que puede ser usado en un juicio. En todo procede con legalidad. Recuerda este dicho de jutisprudencia: "El desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento".
Digo esto para que no te precipites como un toro al matadero. Asesórate bien con un amigo que sea economista o un contador que tenga experiencia en recursos de comercio virtual (no le des tus contraseñas a nadie). Y busca referencias usando el buscador de Google. Por ejemplo, ¿será mejor el sistema de pago por PayPal, por 2Checkout o por transferencia bancaria?
Y tercero, procura no asociarte con nadie que no conozcas muy bien, o si no tienes cuidado al redactar -con un abogado- el tenor de un acuerdo de sociedad. Incluso, debes pedir una segunda y tercera opinión a abogados diferentes (el detalle que se le escapó a uno, no se le escapará a otro). Recuerda que 'todo Cristo tiene su Judas'. Es difícil encontrar alguien de mucha confianza. ¡Pero existe!
AUTOEVALUACIÓN
Ahora hablemos de tu propia evaluación. Ya sea que lo hagas bien o mal desde el punto de vista subjetivo de un observador casual, te asombrarías si autoevaluaras tu propio desempeño en oratoria a la luz de tu propia subjetividad.
Autoevaluación es la evaluación que una persona hace de sí misma. Puedes llevar tu autoevaluación desde el nivel menos exigente hasta el que te dé la mayor satisfacción.
Lógicamente, te conviene acoger y sopesar la observación de otros. No te ayudaría cegarte a la realidad poniendo peros o excusas que obstaculizarán tu progreso.
Una autoevaluación sincera te destapa los ojos y oídos y te ayuda a tomar conciencia de tu verdadero potencial para la oratoria. ¿Cómo autoevaluarte?
Una buena manera es teniendo en cuenta una tabla de elementos que te permita considerar cada aspecto por separado: los principios, las reglas, el uso de tu bosquejo y tu tiempo disponible.
Nada más recuerda que tu autoevaluación es subjetiva porque solo tienes en cuenta lo que opinas tú. Pero es útil como punto de referencia y orientación, tanto para evaluar a otros como para autoevaluar tu propio desempeño.
Tabla de reflexión
En caso de haber tomado un curso de oratoria, o si tan solo participaste en una clase, y evaluaron tu desempeño, ¿estuviste de acuerdo? No es fácil aceptar una crítica, sobre todo si uno de resiente.
Puedes tocar la tabla de arriba o tocar aquí. Es un enfoque desde el punto de vista de alguien que recibió la evaluación de un instructor o asesor. Te sirve para aliviar el estrés de la crítica y meditar en el asunto con mente abierta con el fin de mejorar. ¡No lo tomes mal! Si nadie llamara tu atencion al asunto, ¿cómo corregirías el defecto? ¿No podría haber en ello siquiera algo de razón? Aunque creyeras que hubo un error o exceso, ¿acaso te haría daño ponerle más atención la próxima vez? Vamos. Mejor agradecerlo, ¿no?
TABLA DE ELEMENTOS DE TU ORATORIA
Fig. 2
Esta otra es la tabla de elementos de Las 4 Leyes de Técnicas Dinámicas Para Hablar en Público, Ganar Confianza y Relacionarse con los Demás. Es un cuadro o resumen diseñado con una lógica simple para ver todo lo básico de la oratoria desde una perspectiva muy práctica. Lo diseñé en 1979.
No tienes que estudiarla ni memorizarla (Fig. 2). Pero si lo haces, te ayudará a descollar. Es la que yo uso para mí mismo, para autoevaluarme y evaluar a otros cuando me lo piden. Si quieres amplificar lo que digo, toca la figura y analízala interactivamente.
En 1978 diseñé un cuadro sinóptico de materias basándome en los principios de oratoria, relaciones humanas, motivación y ventas, y, con el tiempo, el resultado fue la Tabla de Elementos de la Oratoria. Pronto me resultó muy práctica para realizar evaluaciones dinámicas en clase y en coaching, en tiempo real.
Me di cuenta de que había algunos elementos que permanecían inalterables en el tiempo y en toda circunstancia, es decir, que aplicaban a cualquier discurso y en cualquier lugar, y los denominé Conceptos Rígidos o Principios.
Pero también había ciertos elementos que no tenían por qué considerarse tan estrictamente. Estos podían adecuarse a cada discurso y circunstancia según conviniera. Podían presentarse como sugerencias o reglas adaptables a cada caso. Los denominé Conceptos Flexibles o Cualidades Físicas.
Finalmente, noté que todos los discursos, sin importar su extensión y configuración, tenían un comienzo, un argumento y un final, y que ningún tema, por bueno que fuera, podía presentarse eficazmente si el orador no recordaba cada uno de los puntos que pensaba tratar. En otras palabras, entró en la tabla la habilidad para memorizar y hacer que los oyentes memorizaran lo que se decía. Era imprescindible contar con una Ayuda-Memoria o Apuntes.
Finalmente, asigné un número a cada elemento y lo coloqué bajo el rubro correspondiente a fin de enfocar de un vistazo toda la oratoria del estudiante. Y siendo que la duración del discurso debía tenerse en cuenta, incluí el tiempo como un factor suplementario.
Desde mi graduación del curso ILVEM, el cual incluyó un entrenamiento en oratoria, pasaron unos diez años, tiempo durante el cual evalué el desempeño de muchísimos oradores tomando nota de los aspectos que siempre me parecieron recurrentes e interesantes.
Esos aspectos y anécdotas fueron los que inspiraron muchos de los artículos que escribí a lo largo de los años y que formaron parte de la presente biblioteca.
Cada cosa en su lugar
Mi madre era muy ordenada y solía decirme: "Cada cosa en su lugar" (porque de niño yo era muy desordenado). Pero para este tiempo ya había puesto las barbas en remojo.
Era una lógica simple: Las estrellas y los planetas en el universo tenían un lugar, y los átomos y las moléculas tenían un lugar. Todos los cuerpos celestes se movían en el cosmos como si obedecieran leyes de tránsito, como un gigantesco engranaje. ¡Hasta los que se estrellaban entre si parecían cumplir una función específica en todo el sistema. No parecía ser casual.
Me pareció consecuente reconocer que cada cosa en el universo tenía un lugar. Y aunque sonaba un poco loco atreverme a pensar que la oratoria también tenía principios ordenados, terminé por darles un orden y darme por satisfecho.
Investigué al detalle la aplicación de los elementos arriba mencionados y puse cada uno en el lugar que me pareció más lógico, según una jerarquía.
El resultado fue una tabla dinámica que abarcó de un vistazo todos los aspectos troncales de la oratoria, la motivación, las relaciones humanas y la técnica de ventas.
La denominé Mini Tabla de Autoevaluación Progresiva (Fig. 2) y desde entonces la usé por más de 35 años años para evaluar a mis alumnos del curso de Técnicas Dinámicas Para Hablar en Público, Ganar Confianza y Relacionarse con los Demás©.
Solía llevar un registro de mis observaciones y calificaciones de los participantes. En el momento preciso de la evaluación no necesitaba nada más que la Mini Tabla en mi mente. Era más que suficiente para tener en cuenta hasta el mínimo detalle, y hacer apuntes escuetos en una hoja de papel me resultaba muy práctico.
Por eso. Cuando evalúes una exposición, a veces el discursante se quedará pasmado cuando escuche todos los aspectos a los que pudiste prestar atención en un tiempo tan reducido.
Gracias a la Tabla de Elementos de la Oratoria lograrás una evaluación más dinámica y objetiva del desempeño de cualquier orador en cualquier circunstancia.
(ARRIBA)