Observa la figura. Es un engranaje. Representa la sincronía. Así como dos o más piezas de un mecanismo encajan la una con la otra para funcionar eficientemente, exponer en público también implica sincronía. ¿En qué sentido?
Por ejemplo, si quieres estacionar eficazmente en paralelo un automóvil, necesitarás descubrir la manera de hacerlo. ¿Te parecería práctico descubrirla golpeando tu auto y los de los vecinos hasta lograrlo?
Por eso, en oratoria se sugiere un método para dar en el blanco. Y así como hay variedad de métodos, unos estrictos y rigurosos, y otros flexibles y adaptables, también los hay desordenados y ordenados.
En 1979 lo denominé Las 4 Leyes de Técnicas Dinámicas Para Hablar en Público, Ganar Confianza y Relacionarse con los Demás, un mapa o plano mental que armé con mnemotecnia para recordar de manera inolvidable todos los principios y las cualidades que intervienen en la oratoria. Solo tuve que dedicarles un poco de tiempo y atención para memorizarlos con facilidad.
Años después también, a manera de mnemotecnia, las imaginé como un cuadro o esquema fractal cuyo origen se resumía en solo dos cosas: informar y motivar, de donde partía todo el fractal. Para ampliar ese enfoque, puedes visitar mi sitio de Oratorianetmóvil en Spotify y escuchar los audios "Solo necesitas dos cosas", "Concepto fractal" y "Autopsia a tu oratoria".
Las 4 Leyes" podrían parecerte simples conjeturas, pero luego de ponerlas en práctica y disfrutar de sus efectos, ampliarás tu perspectiva y percepción y verás todo de un modo diferente, de manera pragmática.
Por eso, digo leyes en el contexto del presente método. Hay quienes leen esto buscando vacíos para objetar que me refiera a ello tan estrictamente. Pero la realidad es que no se trata de un punto de vista, sino de cuatro puntos de vista que convergen en una sinergia.
Por ejemplo, si quieres mejorar tus ademanes, ¿por qué no los pones pajo control en vez de dejar que se muevan de cualquier manera, por gusto y a cada rato? Es decir, si te habituaste o condicionaste a hacer ademanes durante todo el discurso, o a no hacer ningún ademán en absoluto, porque viste que todo el mundo lo hace, ¿por qué no modificas el paradigma y dejas de hacer ademanes a cada rato y los reservas para momentos específicos? O si te acostumbraste a gritar, chillar y usar un tono irritante porque todo el mundo lo hace, por qué no modificas el paradigma y bajas un poco el tono y modulas tu voz para hacerla más agradable al oído?
Nos guste o no, todo en la naturaleza está regido por leyes, muchas de las cuales se reflejan en fractales de indiscutible perfección. Pero no son normas tan estrictas que no experimentemos libertad, al gual que los fractales, que se adaptan a los cambios o giros de las circunstancias.
Algunos fractales son estrictos, no deben modificarse. Si se modifican, pueden traer serias consecuencias. Igualmente, modificar el ADN o el equilibrio climático es algo muy serio. Otros fractales son flexibles y adaptables. Modifican sus formas de maneras muy variadas.
Algo parecido se refleja en nuestra mentalidad. No es casual que la sociedad humana tenga normas de conducta desde tiempos aparentemente inmemoriales. Según el lugar, se diseñan reglamentos que facilitan una convivencia pacífica y ordenada, y los que los pasan por alto generan consecuencias y dificultades y son reprimidos, reprendidos o censurados y sufrir la pena. Y hay normas naturales que no han sido diseñadas por ninguna sociedad humana, que se cumplen sí o sí, como ocurre con los fractales.
¿Acaso es un crimen andar patinando por ahí y disfrutar de la vida? No. Por tanto, es el grado de importancia de un asunto lo que nos ayuda a tener más o menos precaución con todo lo que hacemos, incluida la aplicación de una técnica, desde aprender a usar palitos chinos en una comida hasta construir una represa en las montañas.
Cuando un misil cae en el océano, alguien quizá exclame: "¡Felizmente cayó en el mar!". Pero ¿qué contestarían los tiburones, delfines, tortugas y ballenas que estaban pasando por ahí, o los corales, que son vitales para el ecosistema? ¿Quién pagará la factura? ¿Las tortugas o el que arrojó el misil? Sería ingenuo creer que no se hará justicia.
Si observamos los fractales, notaremos que nos comunican algo: Diseño, orden, estructura, diversidad, armonía, sincronía, adaptación, interrelación, consecuencia e interdependencia.
La función de cualquier estructura física consiste en sostener el todo y evitar que se deforme por completo bajo las fuerzas que actúan sobre el mismo.
En sentido figurado, una estructura también sostiene tu oratoria, manteniéndote fuerte ante la presión emocional. Tus oyentes no notarán dicha estructura al empezar el discurso, pero se percatarán de ello a medida que desarrollas tu tema, y crece su aprecio por tu discurso.
Como si se tratara de los cuatro pilares de una casa o edificio, la estructura pedagógica y didáctica de Las 4 Leyes de Técnicas Dinámicas Para Hablar en Público te ayuda a soportar el peso y la presión de la responsabilidad de tomar la palabra ante cualquier auditorio, y a tomar la ofensiva, no solo con un mensaje convincente y motivador, sino con una actitud convincente y motivadora.
Tal como se levantan los pilares de una estructura sobre un cimiento, hay principios básicos sobre los que se construye la oratoria: 1) la responsabilidad de informar con claridad y exactitud, y 2) la de llegar al corazón para mover a acción.
Originalmente la diseñé para ayudarme a mí mismo a entender, memorizar y retener lo que me parecían los puntos principales de los requisitos para exponer en público eficazmente. ¡Y pasó la prueba!
Impartí mis primeros cursos en un ambiente del jardín de mi casa. Con el tiempo, plasmé mi técnica en el libro que Librería Studium publicó en 1988. Les pareció tan práctico y fácil de leer que lo aprobaron casi tan pronto como lo revisaron. Entonces lo publicaron y distribuyeron masivamente sin pérdida de tiempo.
De esta estructura única de principios brotaron sugerencias como si fueran las ramas, hojas y frutos de un árbol. Por eso, primero veremos su estructura, después contemplaremos su tronco, hojas, ramas, flores y todo lo demás. En otras palabras, desglosaremos el árbol de principios y lo analizamos al revés y al derecho.
Observa este árbol. Tiene raíces, tronco, ramas y hojas. Ilustra muy bien el concepto fractal. Del mismo modo funcionan Las 4 Leyes: como un sistema fractal que se subdivide y extiende en ambas direcciones, hacia la raíz y hacia las hojas.
Tal vez veamos la oratoria desde lejos, como un todo, como cuando vemos un árbol a la distancia, y nos apresuremos a llegar a la conclusión de que que es muy complicada o enredada como para entenderla y cultivarla, no para convertirnos en expertos, sobretodo al descubrir que tiene demasiadas ramas, hojas y raíces. Para un adulto, trepar por un árbol puede parecer complicado, ¿verdad?
Pero si todos razonaran así nadie soñaría con construir casas en los árboles ni habría niños a los que les encantaría trepar a los árboles. Aquí te invito a volver a ser niño y disfrutar de trepar al arbol de la oratoria, un fractal intelectual y emocional muy interesante. Además, muy productivo y reconfortante, ¡hasta rejuvenecedor!
Por eso, con el paso de los años, difundí toda esta información aún más lejos, de hecho, alrededor de la Tierra, es decir, por todo el mundo hispanohablante, mediante Internet, desde www.oratorianet.com, después desde Oratorianetmóvil, que es el material que estás leyendo en este momento. Desde 2023 puse a tu disposición audios en Spotify. Sugiero oír no más de uno cada domingo por la noche, antes de irte a dormir, y experimentar los beneficios desde el lunes por la mañana.
Oratorianetmóvil es una red de hipervínculos o links que activas para entender cómo funcionan e interactúan los principios. Aplícalos en tu vida diaria y especialmente cuando expongas ante un auditorio.
No necesitarás miles de horas para estudiarla, entenderla, aplicarla y practicarla. Con entender un solo aspecto o componente y poner manos a la obra ya estarás marcando una diferencia con relación a tu pasado, animándote a pasar al siguiente nivel.
Y aunque es cierto que te puedes sentir mejor comenzando por practicar lo que más te convenga o agrade, te sugiero avanzar día por día, semana por semana y de experiencia en experiencia hasta familiarizarte completamente con todo el método. Siempre habrá un "siguiente nivel".
Incluyo procedimientos para acopiar, organizar y presentar información, facilitar la memorización de los aspectos más importantes de tus discursos, motivar a tus oyentes y ayudarte a alcanzar tus objetivos en cada una de tus presentaciones.
Más que eso. Te asisto para poner por escrito tus pensamientos y sentimientos mediante mi libro web sobre redacción, que también es gratis. Lo encuentras en el índex. Adicionalmente, te explico paso a paso la técnica de ventas aplicada a la oratoria. También aparece en el índex. Ya verás cómo funciona.
¡Definitivamente! Aplicando Las 4 Leyes de Técnicas Dinámicas Para Hablar en Público tienes garantizadas grandes satisfacciones. Una y otra vez comprobarás pragmáticamente que no fallan. Sin importar cuán extensa sea tu investigación sobre el arte de exponer, con el tiempo serás testigo de que todo se reduce a los mismos principios: Informar con claridad para que te entiendan y se convenzan, y motivar con eficacia para que tus oyentes actúen consecuentemente con lo que les recomiendes.
Sin embargo, tu expansiva trayectoria en oratoria también te mostrará que no todos progresan al mismo paso. Unos estudian, entienden, aplican y desarrollan más que otros. La gente tiene diferentes formas de percibir la vida, así como diferentes motivaciones y maneras de conceptuar tanto el éxito como el fracaso. Por lo tanto, nunca habrá dos discursos iguales.
Dos opciones de estudio
Y siendo que una navaja filosófica acorta el camino al entendimiento de una teoría (descartando lo improbable), en este blog hay dos secciones. Así podrás escoger el tipo de análisis que prefieras.
Por eso algunos artículos te parecerán breves y puntuales, es decir, sin mucho detalle. Van dirigidos a quienes quieren la cosa sin rodeos. Otros son extensos y ampulosos, y van dirigidos a quienes tal vez tengan la meta de convertirse en instructores o maestros de oratoria.
Verás que, aunque cualquiera puede aprender oratoria y llegar a ser muy persuasivo al dar un discurso, un maestro de oratoria debe ser más observador y estudioso que la gente común, lo que significa empaparse lo más posible de la experiencia, conocimiento y percepción de otros. Esa es la razón por la que te ofrezco dichas opciones de estudio.
- Explicación breve
Encontrarás la explicación breve en el Índex, bajo la sección S.O.S., que lo resume todo en 4 Leyes fáciles de entender, memorizar y aplicar. Fácil de recordar, fácil de aplicar.
No te exige mucha dedicación ni tiempo. Dicha sección consta de unas pocas frases que sirven para memorizar el método y aplicarlo ya mismo.
- Explicación amplia
La explicación amplia (o ampulosa) es para estudiantes más exigentes, cautos y acuciosos. Es la sección dedicada, por separado, a cada uno de los aspectos que se resumen en la explicación breve. Contiene la mar de comentarios, experiencias, anécdotas, libros, tips, definiciones y significados. Incluye modelos de discursos, ilustraciones, ejemplos y otros recursos y elementos que te ayudarán a diseñar tus propios discursos, así como a profundizar tu comprensión de la oratoria, tu habilidad para motivar, tus relaciones humanas y una noción objetiva de la técnica de ventas aplicada a la oratoria. Y si te parece poco, en la sección "Artículos complementarios" hallarás un mar de temas opcionales interesantes. Y si aún así te parece poco, en la sección "Casilla de Respuestas" hallarás carpetas repletas de respuestas a preguntas básicas y de todo tipo que me enviaron mis lectores en un marco de más de 40 años.
También encontrarás una Tabla de Elementos para ayudarte a revisar si realmente entendiste el sistema. Es un repaso de lectura rápida y requiere que hayas estudiado previa y exhaustivamente Las 4 Leyes. De todos modos, si deseas, eres libre de darle un vistazo ahora mismo a modo de anticipo. Será como mirar las preguntas que el maestro hará el día del examen final.
Cuanto más estudies y profundices, pongas atención y le dediques sinceramente un poco de tu tiempo libre cada día, más te servirá para exponer eficazmente por reflejo condicionado.
En este caso, por reflejo condicionado no me refiero a la respuesta automática e inconsciente del sistema nervioso ante los estímulos. Por ejemplo, si alguien o algo te saca de tu punto de equilibrio estando en lo alto de una escalera, tu sistema nervioso reaccionará por instinto. Automáticamente hará todo lo que esté a su alcance para protegerte del daño.
También podría suceder que estés ayunando para un análisis de sangre. Pero como todas las mañanas tienes el hábito adquirido de beber o comer algo antes de salir de casa, probablemente después del segundo o tercer bocado te percates de que rompiste el ayuno y ya no puedan tomarte la muestra de sangre. En este caso, el reflejo condicionado te cerró el paso y no te ayudó.
Más bien, me refiero por reflejo condicionado a un sentido figurado, a las reacciones automáticas conscientes que se pueden lograr mediante la memorización y asimilación de las 14 órdenes sencillas que se encuentran en la sección S.O.S.
Como en cualquier actividad humana, la primera vez que aplicas el método es más difícil. Pero te sientes fuerte porque confías que está bien estructurado.
No tiene nada que ver con la meditación trascendental, hipnotismo, magia ni yoga. Es solo cuestión de seguir las instrucciones hasta el punto de asimilarlas, luego dejar que tu sistema nervioso se haga cargo. Pero si no las estudias ni memorizas, no funcionará. Solo lo lograrás en la medida en que pongas de tu parte.
Por ejemplo, cuando alguien te pregunta: "¿Cuánto es 2+2?", ¿qué ocurre en tu cerebro? ¿Acaso necesitas pensarlo mucho? No, no tienes que sentarte con una calculadora para obtener el resultado ni sacar un lápiz para escribir nada.
Y no es que hayas memorizado la respuesta. Lo que ocurre es que archivaste el principio matemático que te lleva a la respuesta correcta. Por eso la respuesta siempre saltará automáticamente a la orilla de tu mente de la misma manera como un sapito salta afuera del agua: "¡¡4!!".
Sin querer, aplicas espontáneamente el mismo principio cuando la pregunta es: "¿Cuánto suman 5000 + 5000?", o si te preguntan tu nombre o dónde vives. Las respuestas simplemente saltan a la orilla de tu memoria gracias al reflejo condicionado. Lo mismo te ocurrirá con Las 4 Leyes si las memorizas y asimilas. Nunca más te preguntarás "¿qué necesito para presentar un discurso eficaz?".
Por ejemplo, hablando figuradamente, a muchos les resultaría difícil captar y recordar la palabra "histerosalpingooforectomía", pero no a un doctor en medicina.
Dirás: "¿Cómo alguien puede recordar semejante palabrota?". Porque estudió y usó el término tantas veces que quedó entretejido entre sus pensamientos por el resto de su vida. Y lo mismo pasa con los nombres de los huesos, músculos, nervios, compuestos químicos, etc. Cada uno con su tema.
De manera parecida, muy temprano en tu vida no sabías tu nombre ni tu fecha de nacimiento, ni la dirección de tu casa ni tu número de teléfono; y después no sabías usar el correo electrónico, escribir mensajes de texto, reenviar videos ni entrar a una teleconferencia. Poco a poco fuiste interiorizando esos nuevos datos a fuerza de repetición.
Lo mismo sucede con el comportamiento. Ahora te jabonas las manos, cepillas los dientes, tomas una ducha, te pones los zapatos, escribes con un lapiz, sumas, restas, multiplicas, comparas, envías mensajes electrónicos y asistes a teleconferencias y haces muchas otras cosas todos los días sin detenerte a pensar mucho en el proceso. ¡Y seguramente lo haces muy bien!
¡Claro! Al principio, el jabón y el lápiz se te resbalaban de las manos, te costaba maniobrar el cepillo de dientes, y otra persona tenía que asearte y atarte los cordones de tus zapatos, enseñarte a sumar, restar, multiplicar y dividir, y ayudarte a usar la computadora y el teléfono móvil.
Piensa en esto: Si notas que alguien te arroja una piedra, ¿acaso tus ojos se quedarían mirándola fijamente, observando su trayectoria para calcular si te dará en la cara, y luego pensarías en la decisión que debes tomar para esquivarla?
Es el mismo principio por el cual los futbolistas, pianistas y clavadistas profesionales siguen practicando aunque hayan llegado a ser campeones mundiales. Saben que necesitan mantener a tono sus reflejos condicionados. Solo así saldrán airosos ante los diferentes y nuevos estímulos que se les podrían presentar durante un partido o inmersión.
Si preguntaras a alguien: "¿Cuál es su tipo de sangre?", probablemente no sabría la respuesta, a pesar de haberlo sabido en algún tiempo. Pero como no hablaba siempre de ello, aparentemente lo olvidó. Todo es susceptible de pasar al olvido. En cambio, los que regularmente analizan su sangre tienen más probabilidades de recordar cuál es su tipo.
Igualmente. Cuanto más aplicas los principios de oratoria a tu actividad cotidiana, más fácil surgen por reflejo condicionado cuando te llega el momento de exponer en público. ¡Porque no dejas que pasen al olvido! Se vuelven parte parte de tu vida, de tu comportamiento, de tu conducta, de tu carácter y personalidad.
Ponte de pie, cierra los ojos, espera un momento y luego toca la punta de tu nariz con la punta de uno de tus dedos y pregúntate ¿cómo es que la punta de mi dedo, que está tan lejos de mi nariz, de repente puede dirigirse exactamente a la punta de mi nariz, sin mirar?
Lo mismo te puede ocurrir con Las 4 Leyes. Pero si no te das el tiempo para memorizarlas ni interiorizarlas en tu mente y corazón, tampoco te servirán cuando las necesites. Tendrías que volver a estudiarlas y practicarlas.
Todos podemos ejercer nuestra libertad de expresión. Pero jugaremos mejor nuestro papel si nos damos tiempo para aprender un método de oratoria eficaz y damos en el blanco más a menudo.
Si alguien lee de tapa a tapa un libro de dietas y ejercicios, ¿acaso bajará o subirá de peso? No. La simple lectura no le hará el milagro. ¡Tiene que hacer el esfuerzo, actuar, modificar sus hábitos alimenticios y hacer los ejercicios que se recomiendan!
¿Te agrada la idea? Entonces, ponle corazón, aprovecha esta magnífica oportunidad y pasa la voz a tus parientes, amigos y compañeros de trabajo, para que ellos también se beneficien de Las 4 Leyes por medio de visitar Oratorianetmóvil.
¿Cómo ves actualmente tu oratoria?
Básicamente, oratoria es una rama de la lingüística, más conocida como el arte de exponer ante un auditorio de manera convincente, persuasiva y entretenida.
¿Pero por qué acabo de decir "exponer" y no "hablar? Porque la oratoria ya no es solo el arte de hablar y escribir. También se puede comunicar con lenguaje de señas, una forma de expresión por gestos. ¡Hasta los pintores, dibujantes y arquitectos se comunican mediante sus diseños! Dondequiera que veas un diseño, estás frente a las expresiones de su creador.
Pero cortarás camino si te vales de un método o estructura de principios y reglas que no solamente te lo haga más fácil de entender, recordar y aplicar, sino imposible de pasar por alto.
Además, siendo que la oratoria se relaciona con las comunicaciones, las relaciones humanas, la motivación y las ventas, te sirve para darle un impulso a todos los aspectos de tu vida, o para sacarla del atolladero en caso de haber caído en uno. ¿De qué manera?
Por ejemplo, como dije antes, en caso de cualquier emergencia, tu cuerpo reaccionará automáticamente ante cualquier amenaza activando todos sus recursos a fin de protegerte. ¿Funcionaría también con la oratoria? ¡Por supuesto! La emoción de quedar bien actúa como una chispa que activa tu reflejo condicionado. Esa emoción se llama estrés y dura un momento. Pero una chispa bastará para encender tu fuego.
Nadie puede vivir sin sentir cierta medida de estrés. Nuestro entorno inmediato y el mundo que nos rodea cambia constantemente y hay muchas situaciones amenazantes. Si una amenaza persiste y el estrés se prolonga, deja de ser una simple emoción y se convierte en un sentimiento desagradable, quizá la amenaza se multiplique, te invada una sensación de fracaso y te quite el sueño. ¡Todo en ti se conmociona, afectando tu motivación, tu oratoria, tus relaciones humanas y hasta tu percepción de la vida!
Practicando y mejorando tu oratoria, mejorarán también los otros aspectos mencionados. Porque obligarás a tu mente a mantenerse constantemente informada y motivada. Y al presentar discursos interesantes y estimulantes, combatirás el exceso de estrés [el tuyo y el de los demás] y sentirás una agradable y nutritiva sensación de éxito. La retroalimentación será real.
Las 4 Leyes
Las 4 Leyes de Técnicas Dinámicas Para Hablar en Público están compuestas por 14 frases simples, muy fáciles de memorizar, divididas en 4 secciones que activan tus defensas y recursos de oratoria para usarlos en cualquier momento.
PRIMERA LEY
Es la ley del conocimiento y la seguridad
Sirve para llegar a la mente.
Es una ley principal. La más importante.
Aunque todos te aplaudan a rabiar porque creas que te los metiste al bolsillo emocionalmente, hablar de manera convincente no significa que tengas la razón ni que lo que estés diciendo sea cierto ni beneficioso. Para convencer tienes que razonar limpiamente y mostrar claramente cuál es tu respaldo para lo que dices: la prueba, base, referencia, fuente o evidencia.
Pasando al aspecto físico o habilidades que se necesitan para exponer, un orador requiere suficiente volumen de voz para que sus oyentes oigan su discurso con claridad. Debe pronunciar claramente a fin de evitar malentendidos, y adoptar una postura que refleje aplomo, a fin de inspirar confianza. La postura del orador influye significativamente, tanto en sus oyentes como en sí mismo.
Es la ley de la memoria y los recuerdos
También sirve para llegar a la mente. Es una ley secundaria que le sirve de apoyo a la Primera Ley.
Hablar claro y ser convincente no basta para que los oyentes recuerden lo que uno dice y posteriormente utilicen la información y el conocimiento.
Para memorizar algo personalmente y luego lograr que tus oyentes lo memoricen tienes que causar impresiones imborrables, repetir los conceptos principales y asociarlos con otros que ya estaban en su memoria, enganchándolos permanentemente a un recuerdo.
En sentido físico, implica sacar el máximo provecho a tus gestos y ademanes, aparte de diseñar cuidadosamente tus primeras palabras.
TERCERA LEY
Es la ley de la motivación y la persuasión
Sirve para llegar al corazón. Es una ley principal y la más difícil de cumplir.
Para informar y convencer hay que ser claros y respaldar los argumentos. Pero para motivar y persuadir hay que expresar ideas y actitudes que refuercen el amor propio y la autovaloración de los oyentes como individuos, haciéndoles ver que lo que se dice se relaciona directamente con su vida, que tiene un propósito concreto, que encierra un gran incentivo y puede beneficiarle, ayudándole a pensar con mentalidad constructiva, proactiva y exitosa.
En sentido físico, te ayudará variar agradablemente tanto la velocidad de tus palabras como la tonalidad de tu voz, reflejando orden y limpieza en tu arreglo personal, además de diseñar cuidadosamente tus últimas palabras.
CUARTA LEY
Es la ley del entretenimiento
También sirve para llegar al corazón. Es una ley secundaria que le sirve de apoyo a la Tercera Ley.
Si no los entretienes, se aburrirán y distraerán, no se concentrarán ni entenderán nada de lo que les digas, lo cual significa que tampoco harán nada de lo que les pidas. Así de simple.
Todo este método está diseñado para que la mente y corazón de tus oyentes sintonicen con tu mente y corazón y te presten atención de modo que recuerden y hagan lo que pides.
Sintonía mental
Sintonizas mentalmente con tus oyentes mediante impartir información clara y beneficiosa que puedan recordar con facilidad y aplicarla en su vida cotidiana.
Así como uno sintoniza una estación de radio o televisión con un control, tienes que lograr que cada uno de tus oyentes, individualmente, haga clic en su cerebro, se sitúe en el mismo canal y sintonice tu manera de pensar.
Mejor lo digo al revés: Así como sintonizas una estación de radio o televisión con un control remoto, tienes que sintonizar el mismo canal en que transmiten tus oyentes y dirigirte a ellos en la onda o frecuencia en que ellos transmiten. Entonces podrás ayudarlos poco a poco ;a usar su control para sintonizar tu estación. Lograrás que cada uno haga clic en su cerebro y se sitúe en tu frecuencia y en tu canal. Sintonizarán tu manera de pensar.
La mayoría de oradores avanzan raudamente sin asegurarse de que sus oyentes hicieron clic en el mismo comando. Y todavía se dan el lujo de terminar cada explicación diciendo: "¡Muy bien! Pasemos a otro punto". ¿Muy bien?
Si el oyente no te sintoniza, podría sentarse un rato y fingir que escucha. Pero luego tal vez se ponga de pie y se retire (física o mentalmente). Por eso, es vital que procures acceso a su mente cuanto antes.
Por mente me refiero a sus facultades intelectuales, es decir, a su capacidad de razonar y sacar conclusiones, a su manera lógica de seguir el hilo de un argumento.
Tu contenido informativo son las declaraciones, afirmaciones, negaciones, preguntas, respuestas, teorias, hipótesis, formulas, estadísticas, referencias, análisis, encuestas, definiciones, significados, descubrimientos, noticias, frases célebres, historias, experiencias, testimonios, fotografías, ilustraciones y material gráfico... ¡en dos palabras: conocimiento interesante!
Con esto no decimos que todos pensarán lo mismo ni que estarán de acuerdo, como robots, sino que lograrás que se sientan cómodos con lo que dices y percibirán que coincides con ellos casi en todo, o sea, que piensan de acuerdo.
Se trata de armonizar por medio de presentar un argumento que a todos les resulte convincente, no controvertido.
Al decir "que todos se sientan cómodos o armonicen con lo que dices", no me refiero a regalarles los oídos y decirles solo lo que quieren escuchar a fin de que te den su aprobación, su apoyo, su diezmo o lo que sea.
Me refiero a la importancia de buscar siempre un terreno común que facilite el esfuerzo y haga más soportables hasta las cosas que no quisieran oír.
Regalar los oídos es una forma común de hipocresía, una astucia y un error. Sería impensable de mi parte sugerirte eso.
Los pingüinos saben por instinto que "la unión hace la fuerza", y todos concordamos con la sabiduría que encierra el dicho. No necesitan que nadie los convenza de las ventajas de vivir en armonía y pensar de acuerdo. Está en sus genes. Su cerebro nace reprogramado. Un pingüino no piensa como un gato ni como un loro.
Paradójicamente, los seres humanos en general creemos ; que para tener éxito en oratoria basta conseguir la aprobación de la mayoría, y que si el 51% se pone de nuestro lado, podemos darnos por satisfechos. Gran error. ¿Acaso ;tendríamos éxito maldiciendo al 49%?
Además, el concepto "mayoría" no es el mismo para todos. Por ejemplo, ¿entiendes la diferencia entre mayoría simple, calificada y absoluta? Cada una de estas aplica a diferentes circunstancias.
Sea como sea, se fortalece la paradoja cuando cualquiera de los grupos (ganador o perdedor) comienza a vociferar frases ofensivas contra sus oponentes o detractores, endureciendo su posición.
¿Tiene algún sentido que se provoque y exacerbe la hostilidad de unos contra otros? ¿Acaso alguna vez la desunión ha hecho la fuerza?
Si debilitas la unión o fuerza hiriendo a quienes podrían haberse decidido a apoyarte, ¿qué sentido hubiera tenido? ¿No hubiese sido mucho más fácil lograr que sintonicen tu canal y persuadirlos mediante evitar ofenderlos? ;
Que no te apoye el 2%, no hay problema. Pero endurecer y atrincherar al 49% no es una buena táctica en oratoria. ;
Por eso, aunque no lo consiga, un orador competente no solo procura informar, impactar, conmover y entretener a la mayoría, ya sea simple, calificada o absoluta, sino a todos, lo cual significa respetar sinceramente su derecho a opinar y decidir. Una manera de demostrarlo sería absteniéndose de vociferar frases ofensivas contra los que todavía no piensan como él. ¿Imaginas a un orador competente diciéndole a su auditorio: "Y a los que no estén de acuerdo conmigo, les obsequiaré un boleto en avión para que se vayan a otra parte"? Que no le asombre que él mismo termine en ese avión y los demás le hagan adiosito.
A veces, algunos oradores se meten en más problemas de los que necesitaban solo porque su manera de enfocar el asunto fue desastrosa, o porque dijeron algo que no se ajustaba a la verdad, o a la realidad, según como la percibían sus oyentes. Mejor les hubiera sido tomarse un momento para rediseñar un enfoque que fluyera mejor a la mente y corazón de todos, no solo de la mayoría.
¿Qué sería mejor mejor? ¿Quitarle a un niño tus llaves, o darle una galleta a cambio? ¡¡Definitivamente las llaves dejarán de interesarle, tomará la galleta y entregará las llaves suavemente, sin discutir!! ; Si le quitas las llaves sin darle nada a cambio solo provocarás una rabieta imparable.
Piensa en esto: Si digo que te respeto, pero a la vez te insulto y me burlo de ti, o te golpeo cuando expresas tu disconformidad, ¿no estaría desdiciéndome? Con mayor razón aplicaría a un grupo enorme de personas, sin importar de parte de quién se pusieran.
Muchos oradores inexpertos se colocan a sí mismos en desventaja saliendo al frente con la mentalidad de hablar emotivamente y persuadir solo a la mayoría, es decir, dirigirse a los que lo aplauden.
La idea es evitar ofender, insultar y amenazar innecesariamente a tus detractores y a los que dudan. Más bien, hay que procurar atraerlos a todos, ;dejando siempre una puerta abierta al diálogo.
No es que se deba ni se pueda convencer al 100%. Ni siquiera el orador más completo de la historia ha podido convencer absolutamente a todos.
Pero es cierto que en muchos casos será prácticamente imposible decir algunas cosas sin despertar la oposición férrea de un sector, y que no tiene ningún sentido despertar, exacerbar ni enquistar su rechazo si se pudo decir lo mismo de una manera más digestible. ;
Siempre debes procurar la eficiencia, reconociendo que la efectividad de tus palabras también dependen mucho de la actitud de tus oyentes. Meditar en eso te ayudará a ser cada vez más competente en oratoria. ;
Esforzarte por llegar al 100% por lo menos evitará que te conviertas en tu peor enemigo, promoviendo que se pongan en tu contra. Tu actitud es primero, y esta debe ser respetuosa en todo momento.
Sintonía emocional
También sintonizas en otro sentido valiéndote de estímulos emocionales y sensaciones que permiten a tus oyentes sentir que comprendes sus necesidades más apremiantes y que quieres ayudarlos a impulsarse a la acción.
En realidad, todos los que vienen a una conferencia traen una motivación básica y una noción de lo que imaginan, semejante a la mecha piloto de una cocina. Solo se necesita una chispa de emocion para edificar una relación a partir de eso.
Es la sintonía del corazón. Ten en cuenta que las emociones y sensaciones de tus oyentes no son solo ventanas a su entorno inmediato, sino a todo su universo.
Podríamos comparar su ;corazón ;con un océano: Inmenso, fascinante, insondable y hermoso. Pero también podría volverse un entorno muy peligroso y traicionero.
Y tal como te sería imposible navegar en un bote de papel por un mar agitado, tampoco podrías sintonizar con el corazón de tus oyentes si no tuvieras en cuenta algunas nociones elementales. Aquí te hablo de eso.
Por corazón me refiero a sus emociones y sentimientos, a su capacidad de amar y odiar y a toda clase de motivación, incentivo, premio, castigo, relato conmovedor y sorpresa. De paso, a cualquier estímulo que le despierte sensaciones, tales como frío, calor, hambre, sed, placer, dolor y malestar. Por ejemplo, hablándoles como si les dieras un abrazo, un apretón de manos, etc.
Emociones, sentimientos y sensaciones pueden combinarse y generar una fuerza que no conseguirías con palabras abstractas ni explicaciones enredadas o técnicas.
Proponte aprender todo lo que puedas sobre la mente y el corazón y lograrás cada vez mejores resultados con tus discursos.
Por ejemplo, con la experiencia te darás cuenta de que si ofendes a tan solo uno de tus oyentes, muchos se sentirán ofendidos y unirán fuerzas cerrando sus sentimientos contra ti como una compuerta de un submarino, muy difícil de abrir.
Otro ejemplo, si un recién nacido comienza a llorar en una tranquila sala de un hospital, ¿te has preguntado por qué otros recién nacidos comienzan a llorar igualmente?
Uno pensaría: "Son recién nacidos. No razonan lo que sucede. ¿Cómo es posible que se pongan de acuerdo para llorar?"
Se conoce como empatía. Basta que un bebé comience a llorar para que otros comiencen a llorar de igual manera, aunque no sepan por qué. Simplemente se emocionan y solidarizan unos con otros. La empatía es una de las primeras emociones del ser humano. La indiferencia y maldad del mundo la va opacado con los años. ¡Pero allí está!
Siempre he pensado que el primer niño que lloró, lo hizo debido a la frustración que le causó cierto dolor, malestar o incomodidad. Pero ¿por qué lloraron los demás? Seguramente fue la frustración que les causó que el llanto del primero interrumpiera su descanso. Sin una causa ninguno hubiera comenzado a llorar. De todos modos, se juntaron la frustración y la empatía y produjeron una reacción en cadena, de hecho, una relación en cadena.
En algunos lugares, cuando ciertas especies de árbol del bosque son atacadas por algún bicho de modo que enferman, pronto envían sus feromonas por vía aérea para advertir a los demás árboles. Entonces, los que todavía no han enfermado se ponen a la defensiva y contrarrestan el ataque justo a tiempo.
Algo similar sucede si agradas u ofendes a un miembro del auditorio. Ofender a uno es ofenderlos a todos, y agradar a uno, es agradar a todos. Ocurre una reacción en cadena. Dicho de otro modo, desencadenas una reacción positiva o negativa.
Es muy común que un periodista entreviste aleatoriamente a cualquier miembro de una muchedumbre enfurecida. "¿Usted también se opone?". La respuesta tal vez sea: "Sí, me opongo rotundamente". Pero cuando le pregunta: "¿Entiende usted ; exactamente lo que significa y de qué se trata la manifestación?", la persona titubea y comienza a elucubrar alguna respuesta forzada en su mente. Entonces responde lo primero que se le ocurre. No parece tener una convicción real.
Otro ejemplo. No es por gusto que los candidatos a la presidencia señalan con el dedo a alguien entre el auditorio, como si hubieran reconocido a un amigo entre todos. Pero ¿verdaderamente reconocieron a alguien entre la multitud? Es probable, pero lo es más que sea un fingimiento.
¿Es su amigo? No. Pero al hacer el ademán, todas las personas de ese sector se sienten señaladas e identificadas y reaccionan aplaudiendo, dando por sentado que tiene amigos entre el auditorio.
Recuerda: El público se solidariza consigo mismo. No luches en su contra. Si sintonizan tu corazón, se sentirán emocionalmente seguros e inclinados a aceptar lo que digas. ¡Cooperarán contigo!
¿Por qué ;es el aspecto más difícil de la oratoria ganarse el ;corazón ;del auditorio? ;Porque el altruismo, la virtud de procurar el bien ajeno a costa del propio, no es una inclinación que se considera normal en nuestros tiempos. La tendencia común hacia el egoísmo procura el bien propio a costa del ajeno.
Por ejemplo, científicos han descubierto que en la naturaleza ocurre un fenómeno que parece contradecir la teoría de la evolución. Ciertos genes o individuos de una misma especie a veces benefician a otros a costa de sí mismos. No promueven la supervivencia del más fuerte, sino del menos favorecido.
¿Por qué no se ve eso muy a menudo entre los humanos adultos? ¿Por qué escasea el cariño natural y se ensalza el orgullo egoísta?
Porque mucha de la publicidad y propaganda contienen una influencia egocentrista ("tienes que ser el número uno", "tienes que ganar la competencia", "tienes que ser el mejor", "tienes que ir más rápido", "tienes que saltar más alto", "tienes que ser el más fuerte", "tienes que batir el récord", "la supremacía del más fuerte", "mi partido debe ser el único", "todo para mí nada para ti", "yo primero, yo segundo, yo tercero", "te voy a ganar", "soy así, siempre he sido así y no pienso cambiar", "nadie tiene que decirme lo que debo hacer", "no me interesa lo que otros piensen", "nadie tiene por qué imponerme límites", "puedo hacer lo que me dé la gana", "todos lo hacen", "boxear y derribar al otro me relaja", "aquí no eres nadie si no matas a otro", etc.)
Sin embargo, hablar al corazón o tocar las emociones de manera altruista sigue siendo algo muy deseable en el fondo de nuestra naturaleza. Las canciones románticas son un reflejo de esa necesidad natural. Hasta los más peligrosos reos en cárcel exigen respeto y empatía.
Aunque al principio el auditorio en general reaccione con recelo y suspicacia, a casi todos les termina agradando que el orador se muestre altruista y seguro de sí mismo.
Si logras convencerlos de que realmente eres altruista, no un hipócrita convenido, estarán dispuestos a abrirte su corazón y a cooperar contigo.
Pero si descubren que estuviste mintiendo, estafando y robando, te cerrarán su corazón para siempre. Quedarás en su memoria como un paria condenado al ostracismo. Tu nombre se fijará en el hall de la fama, no como una estrella, sino como un estrellado, alguien que solo se labró una muy mala reputación.
Por lo tanto, aunque llegar al corazón es lo más difícil, porque el egoísmo ha corroído el amor altruista de muchos, si lo logras, habrás redondeado tu entrenamiento en oratoria.
Veamos otras formas de sintonizar con tus oyentes.
Sintonía física
Sintonizas físicamente mediante hacer contacto con alguna parte de tu cuerpo sobre el cuerpo del oyente, ya sea literal o figuradamente. Tocar es contacto físico, pero no necesariamente sintonía.
No estoy animándote a tocar a las personas. Solo estoy mencionando que se trata de otra clase de estímulo.
Hay estímulos apropiados y estímulos inapropiados, oportunos e inoportunos, y también hay personas que les gusta hacer contacto físico, y las hay que detestan que alguien siquiera las roce.
De todos modos, tu cuerpo es un equipo audiovisual increíble. Las cualidades de tu voz y las de todo tu organismo pueden combinarse extraordinariamente para interactuar con el entorno.
No necesitas tocar literalmente a una persona para sintonizar físicamente. También puedes hacerlo figuradamente mediante el uso de ilustraciones y metáforas.
Un orador experimentado piensa, codifica su mensaje y lo expone con palabras, adjetivos, gestos, ademanes y emociones y sensaciones que estimulan. Y sus oyentes escuchan con sus oídos, decodifican el mensaje con su cerebro y reflexionan en lo que oyeron. Entonces se sienten -o no- impulsados a acatar lo que se les sugirió.
Todos los sentidos están implicados, no solo la vista, el oído, tacto, gusto, olfato, equilibrio y las sensaciones viscerales. También el sentido del humor, el sentido de pertenencia, el sentido de responsabilidad, el sentido de compañerismo, el sentido de supervivencia, el sentido de orientación, etc.
Es importante que reconozcas que te comunicas con todo tu cuerpo, no solo con la voz, y que tus oyentes te prestan atención no solo con los oídos y la vista, sino con todo su organismo.
Por eso, considera tu imagen, postura, gestos y ademanes como lo que verdaderamente son: Componentes de un equipo audiovisual con varios canales de comunicación interconectados que coadyuvan al éxito de tu discurso. Si no los usas eficazmente, desperdiciarás un potencial enorme.
Te conviene aprender a usarlos cada vez mejor y de un modo que no distraiga la atención ni ponga en peligro tu objetivo.
Recuerda: Todas las aptitudes de tu cuerpo son herramientas de comunicación, no solo tu voz y tus manos.
Sintonía mnémica
Sintonizas con la memoria de tus oyentes cuando les dices las cosas de manera que se quedan grabadas por mucho tiempo en su memoria, si no por toda la vida.
Mnemotecnia significa técnica de memorización. Sin memoria los conocimientos se olvidan y, por tanto, tampoco se pueden poner en práctica. La mnemotecnia ayuda a uno a recordar.
No es agradable para un orador olvidarse del discurso a mitad de presentación.
Entrar en una laguna mental puede ser escalofriante si uno no tiene un sistema de recuperación de datos.
¿Le ha sucedido a alguien que conoces que un virus le borró todos sus archivos de la computadora y no le quedó nada sino un dolor de estómago debido a la impotencia? Algo parecido sucede cuando uno cae en una laguna mental a mitad de discurso. y se queda sin palabras.
Pero ¿verdaderamente se quedó sin palabras debido al ataque de un virus? ¿O es que solo se ha distraído y no logra reconectar su línea de pensamiento? Su cerebro no se ha vaciado, ¿verdad? No puede ser que se haya quedado vacío. ¡Es solo una sensación de vacío!
Hablando figuradamente, la memoria trabaja en cadena. Todos los eslabones de ideas están unidos. En el cerebro no hay nada desconectado. Todo va o viene de una conexión, por alejada que esté.
Si equivocas una letra o número en un password, el sistema bloquea instantáneamente la conexión enviándote un mensaje de error. Pero si escribes dicha letra o número, te da acceso instantáneamente. No demora nada. ¿Cómo es posible que el proceso se arregle tan rápido?
Es imperativo que sepas que el cerebro humano es más rápido que una computadora. Su capacidad para conectarte y desconectarte es más veloz.
Si cayeras en una laguna mental interrumpiéndose una cadena de ideas, tu primera impresión podría ser que no serás capaz de recuperar el resto de la información, lo cual dispararía tus niveles de estrés y no podrías seguir hablando. ¿Qué hacer en un momento tan difícil?
Nota que dije que "tu primera impresión podría ser...". Esa primera impresión se basa en lo que sabes acerca del cerebro. Si no te has enterado de que sus funciones son extraordinarias, te dejarás llevar por la falsa impresión de que 'no es fácil recuperar la información [...] y no se puede seguir hablando'. ; Pero no serías presa de esa falsa impresión si te enteras de que 'es fácil recuperar la información y seguir hablando'. Para una consideración más amplia de este detalle, por favor, ve al apartado S.O.S.
A propósito, Bill Gates dijo una vez: "La computadora nunca reemplazará al lápiz". Y es cierto. Aunque tengamos una computadora, tarde o temprano empuñaremos un lápiz para hacer un apunte. Porque no queremos olvidar aquello que nos interesa.
Es muy agradable disfrutar de una memoria excelente. Pero ¿qué hay si no somos prodigiosos evocando recuerdos, sobre todo cuando estamos a mitad de una conferencia importante y caemos en una laguna mental? Es un ejemplo ; que nos ayuda a reconocer humildemente que siempre existe el peligro de olvidar algo momentáneamente.
Por eso, pon por escrito los detalles de todo aquello que podría resultar interesante en tu discurso. ; No para leerlo frente a todos, sino porque la acción de escribirlo tiende a reforzar el recuerdo más tarde.
Eslabonamos ideas viejas con ideas nuevas. Lo hacemos ; instintivamente, creando una asociación de conceptos y tejiendo líneas de razonamiento cada vez más intrincadas, fuertes y eficaces para cuando las necesitamos al exponer en público.
Hay quienes dicen que las cualidades de la voz y del cuerpo no son importantes, que lo importante es el punto principal. Pero eso sería como decir que la orquesta o banda no es importante, sino solo la melodía y la letra de la canción. Te aseguro que no volverán a querer escuchar la canción si ;la banda no tocó bien. Hay muchos factores envueltos.
Hasta los que dicen que las cualidades de la voz y del cuerpo no son importantes se esmeran por hablar claro, pronunciar correctamente, usar un tono de voz agradable y hacer ademanes naturales y convincentes, etc.
TIEMPO
Pero hay otra razón para tomar apuntes: Todo discurso está limitado por el tiempo. Necesitamos un método que nos ayude a seguir el hilo del plan que nos hemos trazado.
Un orador competente se esfuerza por tener en cuenta el tiempo que se le concede. No quiere pasar por alto esta norma básica de decencia y respeto hacia los demás oradores y al público presente.
Tus apuntes personales breves y un cronómetro siempre serán tus mejores aliados, tanto durante la preparación como en la presentación del discurso.
La mnemotecnia implica orden y lógica natural en el pensar y actuar, y sobre todo procura enfocar lo esencial.
Dicho esto, presta atención, procura una oratoria dinámica y disfruta cada vez más de tomar la palabra en cualquier momento.
¿Y este semáforo?
¿Tendrá algo que ver con tu oratoria? ¡Muchísimo! Porque de la misma manera como alguien conduce su vehículo con seguridad a fin de llegar sano y salvo a su destino, debes controlar tu oratoria respetando ciertos principios de comunicación que te harán más eficiente al exponer en público.
Si uno pasa por alto los principios de oratoria y desatiende sus reglas, le será muy difícil convencer y/o persuadir.
Es cierto que no es necesario estudiar mecánica para conducir un automóvil. Pero si se avería, te sentirás mejor que el que no sabe nada de mecánica.
Por la misma razón, no es necesario saber principios de oratoria para hablar en público. Cualquier tonto puede ponerse de pie, abrir la boca y comenzar a dar explicaciones acerca de lo que se le ocurra.
Pero ¿qué hará cuando se entere de que se ha estrellado con el auditorio por haber dicho o hecho algo contrario a los principios de la oratoria? ¿Podría rehacer el pasado? No. Ya todo quedó registrado.
Podemos aprender a montar bicicleta dándonos algunos porrazos. Pero como dijo el Dr. Wayne D. Dyer: "No se puede aprender a volar avión estrellando aviones".
Hay cosas en la vida que no podemos darnos el lujo de echar a perder. Una de ellas es la oratoria.
Antes de hablar, afirmar algo, hacer una declaración o respaldar la palabra de otra persona, uno tiene que detenerse con precaución y preguntar, averiguar, investigar e indagar para saber si hay base o fundamento para decirlo.
Por tanto:
Luz roja: "Cállate"
Luz ámbar "Investiga"
Luz verde: "Habla"
Tal como la sensatez le dicta a un conductor que debe detenerse ante la luz roja y esperar hasta que cambie a verde, un orador experimentado piensa bien en lo que va a decir. Porque habrá consecuencias -positivas o negativas, constructivas o destructivas, agradables o desagradables- de todo lo que salga de su boca .
Incluso debe detenerse a pensar en la esencia, en el concepto central, en la idea principal, y en la manera como piensa explicarla y el efecto que tendrá su postura, gestos y ademanes.
Algunos oradores se han metido en muchos problemas a pesar de haber dicho cosas que estaban bien documentadas y que contaban con el respaldo de la lógica. ¿Por qué? Por su forma de decirlo. O se les escapó el detalle o diluyeron lo esencial y nadie captó el punto principal.
Por eso, cuando prepares tu discurso, pregúntate: ¿Conozco el asunto? ¿Lo he investigado? ¿Tengo experiencia en ello? ¿Cómo probaré mi punto? ¿Cómo los convenceré de que tengo la razón? ¿Cómo los motivaré? ¿Qué incentivo les daré? ¿Estoy teniendo en cuenta las consecuencias que pueden tener ciertas cosas que pienso decir? ¿Hay alguna manera de decirlo mejor, a fin de no resentir al auditorio ni ponerlo en mi contra?
Pasar por alto intencionalmente cualquier advertencia de seguridad es una evidente manifestación de mala conciencia, debilidad moral y falta de integridad. Una persona analítica no hace eso. Sería en un peligro al volante y ocasionaría un desastre tarde o temprano.
Por eso y de manera equivalente, son igualmente responsables las autoridades que no advierten claramente los peligros a los conductores, o que de otras formas coadyuvan a que se pasen por alto las normas.
Algo que ha complicado mucho el entendimiento de la oratoria es la confusión que surge cuando se explican los principios como si fueran reglas, y las reglas como si fueran principios.
Es cierto que algunos principios son al mismo tiempo reglas. Pero ¿son lo mismo?
Por ejemplo, si alguien te dijera que la luz verde y la luz roja dan lo mismo, y que no es necesario que le hagas caso a la luz ámbar, ¿le tomarías la palabra? ¿Daría lo mismo acelerar en rojo y detenerse en verde? ¿Qué podría suceder?
Piénsalo bien. ¿Cuál es el propósito de las diferentes luces de un semáforo? ¿No es acaso tu bienestar y el de los demás? ¡Por supuesto!
Si aceleras cuando se enciende la luz roja y te acostumbras a considerarla como de poca importancia, solo será cuestión de tiempo hasta que acabes estrellándote aparatosamente, perjudicándote a ti mismo y a los que te rodean.
Por la misma razón, evítate problemas. Aprende a reconocer las diferencias y sácale provecho a lo que entiendas, para que el beneficio te sea realmente significativo y te evites problemas.
¿Qué es un principio y qué una regla?
Aclarémoslo: Un principio es una verdad fundamental, y por tanto, una base o cimiento sobre el cual se diseñan las normas, reglas y métodos.
Una regla podría asumir la forma de una orden, una prohibición, una advertencia, un procedimiento, una autorización legal, un sistema, un paradigma, un arquetipo, una sugerencia o hasta un capricho. Pero se basa en un principio. En cambio, el principio sigue siendo siempre el mismo: Una verdad fundamental.
Por ejemplo, "No pise el césped" es una regla. Alguien acaba de sembrarlo y no quiere que lo pisen. Colocó el letrero para que no destruyan su jardín. Después de algún tiempo, cuando el césped haya crecido lo suficiente y se haya puesto fuerte, quizás lo quite y permita que lo pisen. Las reglas se adecúan a las circunstancias.
En cambio "Cuide las plantas porque nos dan vida" es un principio o verdad. Si no cuidamos las plantas, no tendremos aire limpio ni alimento. Es una verdad indiscutible. No cambia con las circunstancias. ¡Siempre necesitaremos aire limpio y vegetación!
Los principios no se originan de las reglas, pero las reglas se originan de los principios. Los principios no varían, las reglas se adaptan al cambio.
Por tanto, los principios y las reglas no son lo mismo ni deberían enseñarse como si lo fueran.
¡Cuán agradable te sentirás de tomar la palabra en cualquier momento y de dar en el clavo! Te sentirás bien de haber contribuido con la sociedad y saber que hiciste todo bien.
Recuerda: La idea es condicionarte a ti mismo a callarte e investigar, luego hablar.
¿Cómo descubrí Las 4 Leyes?
Lo que sigue no es fácil de digerir. Pero puedes seguir leyendo y adentrarte un poco más en mi método para aprender a exponer en público con eficacia.
No tienes que estudiar ni memorizar esta tabla. Es la que yo uso para mí mismo al autoevaluarme y para evaluar a otros cuando me lo solicitan. Muy práctica y útil para servir de personal coach en oratoria. Me sirvió por más de 35 años.
¿Sientes curiosidad por saber en qué consiste? Toca la imagen y te lo explico a grandes rasgos. Si quieres más detalles, visita mi página www.oratorianet.com.
En 1978 se me ocurrió diseñar un cuadro sinóptico de materias basándome en los principios de oratoria, relaciones humanas, motivación y ventas para mi uso personal, para minimizar el esfuerzo de entenderla a fondo y, entonces, idear un método coherente, sencillo y práctico para poder enseñarla a otros con facilidad.
Luego de mucho estudio e investigación, comencé a darme cuenta de que todos los maestros de oratoria coincidían en algunos conceptos, pero se contradecían en otros al llamarlos indistintamente principios y reglas.
Por eso denominé Conceptos Rígidos a los principios, es decir, conceptos que realmente permenecían inalterables en el tiempo y las circunstancias y aplicaban a cualquier discurso en cualquier lugar.
Y los que podían adecuarse a cada ocasión según conviniera, es decir, que no eran verdaderamente principios, sino reglas o sugerencias relacionadas con cualidades físicas o del cuerpo, los denominé Conceptos Flexibles, porque eran más bien adaptables a las circunstancias.
Finalmente, estaba claro que ningún discurso, por bueno que fuera, podía presentarse eficazmente si el orador no recordaba todos los puntos de que pensaba hablar, y que era imprescindible una Ayuda-Memoria basada en mnemotecnia.
Para aquel tiempo habían pasado unos diez años desde mi graduación del curso ILVEM*, el cual había incluido un breve entrenamiento en oratoria.
En todos esos años había observado el desempeño de miles de oradores y había tomado muchas notas de aspectos que me parecían recurrentes e interesantes.
"Cada cosa en su lugar"
Mi madre era muy ordenada y solía decirme: "Cada cosa en su lugar" porque yo era muy descuidado. Pero para mediados de la década del 70 yo ya estaba poniendo las barbas en remojo.
Era una lógica simple, tanto intuitiva como deductiva. Si cada cosa tenía un lugar, tal como también tenían un lugar las estrellas y los planetas en el universo, y los átomos y las moléculas tenían un lugar, los principios de la oratoria también deberían tener un lugar, una coherencia. ¡Tenía que descubrirlo!
Investigué cada detalle y aplicación de los principios y reglas antes mencionados y puse cada cosa en su lugar siguiendo un orden jerárquico o de importancia, ;un hilo conductor.
El resultado fue la tabla dinámica de arriba, que abarcaba en orden todos los aspectos troncales de la oratoria, la motivación, las relaciones humanas y la técnica de ventas.
La denominé Mini Tabla de Autoevaluación Progresiva y la usé por más de 35 años años para evaluar a mis alumnos del curso de Técnicas Dinámicas Para Hablar en Público, Ganar Confianza y Relacionarse con los Demás.
Llevaba un registro escrito para anotar mis observaciones y calificar a los participantes. Pero en el momento preciso de la evaluación no necesitaba nada más que la Mini Tabla en mi mente. Era suficiente para tener en cuenta hasta el mínimo detalle.
4 PRINCIPIOS O CONCEPTOS RÍGIDOS
Los principios pueden considerarse como conceptos rígidos porque se cumplen sin variación en todos los discursos. Basta con descuidar uno para poner en riesgo el éxito del discurso.
Los dos primeros (CR1 y CR2) están relacionados con la mente y el intelecto, y los otros dos (CR3 y CR4) con el corazón y las emociones:
CR1: Llegas a la mente del oyente hablando solamente de todo aquello que sabes por estudio y/o experiencia. Es lo más importante.
CR2: Llegas a la mente del oyente si le hablas de manera que recuerde por mucho tiempo los puntos principales del discurso.
CR3: Llegas al corazón del oyente fomentando buenas relaciones humanas y mejoras tu habilidad para motivarlo y persuadirlo. Es lo más difícil.
CR4: Llegas al corazón del oyente si le hablas de manera entretenida a fin de facilitar su concentración y vencer la competencia del aburrimiento y la distracción.
7 CUALIDADES FÍSICAS O CONCEPTOS FLEXIBLES
Las 4 primeras (CR1 a CR4) relacionadas con la voz, y las otras 3 (CR5 a CR7) con el cuerpo:
CF1: Tienes que hablar con suficiente potencia de voz para ser oído con comodidad hasta la última fila, pero no tanto que incomodes a la primera.
CF2: Tienes que hablar a la velocidad equilibrada de unas 14 palabras cada 5 segundos, acelerando en los puntos secundarios y pausando inteligentemente en lugares específicos, creando expectativa y enfatizando los puntos principales.
CF3: Tienes que modular tu voz de modo que resulte agradable al oído, evitando la monotonía en tus patrones de ritmo y frecuencias musicales.
CF4: Debes pronunciar las palabras con claridad, para evitar malentendidos, pero sin dar la impresión de perfección ni sacrificar la naturalidad del tono conversacional.
CF5. Tienes que vestirte y arreglarte de manera formal o informal de acuerdo a la ocasión, pero siempre modestamente, verificando que todo se vea limpio y ordenado. Nada debe estar fuera de lugar.
CF6. Debes inspirar confianza por tu manera de paratse, sentarte y desplazarte, reflejando aplomo, equilibrio y estabilidad emocional.
CF7. Tienes que sentir pasión por tu tema, de modo que tu sistema nervioso se sienta impulsado a realizar instintivamente los gestos y ademanes apropiados.
¿Por qué las mencionadas cualidades físicas se consideran flexibles? Por dos razones:
Una es que el auditorio suele ser indulgente con el orador si muestra alguna debilidad en una o dos cualidades, y si el efecto general es eficaz.
Y otra es que el orador puede imprimir mayor o menor intensidad a la aplicación de cierta cualidad dependiendo del objetivo y de la motivación que quiere dar al oyente.
3 AYUDA-MEMORIA
Dos se relacionan con los extremos del discurso (AM1 y AM2), y uno con el argumento o desarrollo (AM3):
AM1: Tienes que sentir gran seguridad al decir tus primeras palabras, de modo que capten la atención.
AM2: Tienes que sentir gran seguridad al decir tus últimas palabras, aquello que pedirás al oyente al terminar tu discurso, y qué incentivo le ofrecerás para que desee hacer lo que le propongas.
AM3: Debes tener muy claro el orden lógico que seguirán tus ideas de principio a fin.
TIEMPO
Debes preparar tu discurso repartiendo proporcionalmente tu tiempo disponible entre las diferentes secciones, teniendo en cuenta el límite que te concedan para exponer.
Finalmente, un consejo: Tu progreso dependerá de cómo entiendes lo que significa aprender oratoria y, con el tiempo, alcanzar la maestría. ;
¿Maestría en oratoria?
Es raro que alguien se decida por una maestría en oratoria o de una carrera universitaria de oratoria, porque existe el prejuicio de considerarla como una materia opcional, algo que el estudiante opta por estudiar de manera complementaria. Por eso, si quieres alcanzar la maestría en oratoria, quizás tengas que hacerlo por tu cuenta. ¿Cómo?
Aprovechando al máximo lo que aprendes y capitalizando tus mesetas del aprendizaje. ¿Qué es eso?
Bueno, al comienzo quizá captes pronto la idea de lo que significa la oratoria y presentes buenos discursos y te confíes durmiéndote en tus laureles, suponiendo que es pan comido y siempre lo harás bien. Entonces vienen los altibajos, que consiste en cometer errores y aprender de ellos y del consejo y la experiencia de los demás.
Así es. Todo aprendizaje avanza por etapas, sobre todo si quieres alcanzar la maestría. Inicialmente, un impulso entusiasta te lleva a conocer, practicar y mejorar, pero de repente sientes que vagas por lo que se conoce como meseta del aprendizaje. No parece haber nada nuevo. Podrías desalentarte y abandonar.
Pero el progreso nunca resulta de un ascenso constante, como si subieras una montaña. También hay etapas semejantes a mesetas, en las que puedes disfrutar por algún tiempo del paisaje, es decir, de tu progreso. Hasta que otro impulso entusiasta te lleva a querer aprender cosas nuevas y a desarrollar más tu potencial. De repente, entras a otra meseta, y así sucesivamente.
¡Sí! Es importante contar con un buen método para todo. ¡Cuánto más para la oratoria, que es una de las competencias más eficaces para alcanzar la excelencia!